lunes, 10 de noviembre de 2014

La mujer del teniente francés, de John Fowles

Título: La mujer del teniente francés
Autor: John Fowles
Publicación: Barcelona: Argos Vergara, 1982 (1969)

Guapos.
Argumento [de la edición de Argos Vergara]:

Estamos en 1867. Una aristocrática mansión victoriana en la bahía de Lyme es el escenario en que ha de producirse el encuentro entre Sarah, la gobernanta, y Charles, sobrino y heredero de los señores de la casa. Un oscuro rumor envuelve el pasado de sarah: ha sido la amante de un marino francés que, herido, llegó un día a esas costas para más tarde regresar a su patria. Ambos, cada uno a su manera, sienten una sorda rebeldía ante la rigidez que los rodea en esa pesada atmósfera victoriana, donde todo parece estar dispuesto y decidido de antemano según los cánones de un puritanismo represivo que tiende a sofocar todo impulso y toda espontaneidad.
La amistad entre ambos jóvenes es descubierta y precipita el desarrollo del drama: sin embargo, los sutiles y omnipotentes mecanismos sociales serán continuo obstáculo en la vida de ambos.


Mi lectura:

La mujer del teniente francés es un cuento victoriano con un narrador algo más moderno que eso, y llena un momento en que ambas narraciones -la victoriana y la del siglo XX-, se mezclan y nos dan la clase de historia que tenemos. Una historia imposible de trasladar tal cual a la gran pantalla, hasta el punto que lo tuvo que hacer Harold Pinter -y de una forma grandiosa, con Meryl Streep y Jeremy Irons haciendo pareja-.

Es una historia en que los personajes quieren liberarse de la forma que sea de las dictaduras del narrador, y lo intentan hasta el final, que no revelaré, pero que los que habéis leído el libro sabéis de lo que hablo. Es un libro que trata con el existencialismo, la libertad del ser humano para elegir en su camino, y Fowles usa eso tanto para jugar con la historia como para confundir al lector y jugar con él.

Tenemos a Charles, que nos dibuja el Darwinismo, tenemos a Sarah, que se ocupa de mostrarnos a Freud, y tenemos a Sam, que es el Marxismo. Por supuesto esto es algo excesivamente general, pero es la idea: es un libro que además de todo lo que nos da, también añade las ideas de esos tres grandes personajes de la historia a través de cada uno de sus personajes. Sarah tiene a toda la comunidad escandalizada tras liarse con un oficial de la marina, y Charles, prometido con Ernestina, va y se 'interesa' por ella (demasiado) (mucho demasiado).

Y pasa lo que tiene que pasar, por supuesto. Pero no, no es drama clásico del siglo 19, esta obra es bastante más que eso.

Fowles coge el siglo 19 y lo reescribe como le da la real gana. Usa una historia victoriana y va haciendo comentarios sobre ella a su pleno gusto y disfrute. La historia, lo que sucede no es tan importante como la forma en la que sucede, cómo lo mueve el autor, lo que nos va sugiriendo página a página a medida que se señala a sí mismo y nos impide olvidar que él está ahí para guiarnos. Es una ficción muy consciente de sí misma: el autor es un intruso, aparece para darnos una bofetada y después desaparece.

Pero no solo va a apareciendo, sino que aparece de forma consciente y conociendo como era la sociedad de esa época. Fowles hace un juicio constante de las actitudes que va viendo, sabe como de hipócrita era esa sociedad y las tonterías que se llegaban a hacer. Y luego va y se pone a escribir sobre la escritura en sí misma, con lo que la cosa se vuelve incluso más extraña.

No es una obra en la que debes simpatizar con los amantes, no necesariamente. Es una obra para disfrutar de la escritura en sí misma y tratar con el autor, que es el que se va a ir mostrando para decirte lo que estás leyendo. Fowles juega con las estructuras y con la narrativa, y desde luego, es una obra absolutamente única.

*

¡Muchas gracias a todos los que participasteis en el post del sábado, por comentarios y por correos! Tenemos una lista de libros cada vez más larga :)

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